Hace diez años comenzó el Festival Internacional Clownbaret con el fin de dar conocer al público de las Islas el arte del payaso en toda su amplitud. Desde su inicio contamos con espectáculos y artistas profesionales de todos los lugares del mundo, que hicieron reír, que mostraron sus habilidades, su talento, pero que también conmovieron y llegaron al público de manera directa a través de las emociones, revelando una de las características más importantes del payaso: su humanidad.

 

Precisamente esta humanidad y el trato directo con el espectador, otro elemento predominante en el lenguaje del payaso, son los que  han conseguido que el festival, edición tras edición, haya sido todo un éxito. La fuerza motora de este festival no sólo no ha cambiado, sino que se ha ido enriqueciendo a través de diferentes propuestas que llevan el género a una mayor cantidad y diversidad de público. A lo largo de estos diez años el festival ha ido navegando por los límites de las diferentes definiciones del payaso mostrando desde el estilo más clásico al más contemporáneo, desde su lado más lúdico al más social, desde lo más bufonesco a lo más naif, desde los primeros cómicos de cine mudo hasta los estrenos circenses más novedosos.

 

La calidad y profesionalidad de los espectáculos en la programación ha sido siempre una premisa innegociable y a partir de ahí el festival ha ido escuchando a público y artistas, construyéndose año tras año, piedrita a piedrita o nariz a nariz, a través de risas y emociones impagables. Ha contado con los mejores artistas del género a nivel internacional, nacional y local y todos hemos podido disfrutar como solo estos payasos lo pueden hacer, como niños. Con la complicidad de estos artistas, de los patrocinadores, colaboradores y de un público extraordinario que llueva o truene no deja de asistir a esta cita año tras año, se ha podido llevar a cabo este sueño y lograr mantener el FIC durante estos diez años.

 

Aun así, quedan retos por conseguir, siempre el más difícil todavía: llenar las calles, teatros y locales de payasos; mantener el equilibrio entre lo privado y lo público, implicando a pequeñas y grandes entidades en nuestro proyecto; trabajar para la infancia; fomentar la pasión por el arte del payaso, del circo y de las artes escénicas; promocionar a nuevos profesionales del género; crear nuevos públicos y lograr llevar el arte del payaso, su magia y su risa a todos los rincones de las islas.

 

Esperamos que haya FIC por muchos años más y seguir haciendo honor a esta frase de Cantinflas: “La primera obligación de todo ser humano es ser feliz, la segunda: hacer feliz a los demás”.

 

Brian Rodríguez Wood

Director Artístico